Hay antojos que nos transportan a la infancia. Sabores que la memoria guarda con especial cariño y que, a menudo, son difíciles de satisfacer en la edad adulta. Suele suceder, por ejemplo, con los helados. Pero en ocasiones, esa búsqueda del sabor auténtico tiene su recompensa. Si echas de menos un helado que de verdad sepa a turrón, una horchata que te recuerde a la de aquellas tardes de verano y, en definitiva, dulces elaborados con el cariño y la calidez de unas manos apasionadas, tu destino en Elche tiene nombre propio: Helados y Turrones by Hernández Espí.
En esta esquina del barrio del Pla, el obrador a la vista revela el secreto de unas creaciones que nacen de manos expertas —aunque jóvenes— y una filosofía artesana. Pero lo que realmente conquista es la historia de las personas detrás de este sabor único. Conocer a María y Elena, las artífices de la magia heladera, y a Nieves y Vicente, pilares de esta tradición familiar, es descubrir que cada helado lleva consigo un pedazo de su pasión y de su dedicación. ¿Nos acompañas a conocer una de las mejores heladerías artesanales de Elche?
Un viaje a través de cuatro generaciones
Empecemos por el principio. El viaje de esta saga heladera se remonta a 1936, cuando el bisabuelo José Llinares, maestro turronero de Xixona, emigra a Huelva en busca de trabajo. La Guerra Civil Española lo retuvo allí durante tres años, tiempo en el que trabajó en una heladería y forjó los cimientos de lo que vendría después. Tras un breve y poco fructífero intento de negocio en Viveiro (Lugo), la familia Llinares encontró su lugar en Puerto de Mazarrón, donde la segunda generación, con Marisol —la abuela— a la cabeza, llegó a regentar hasta tres heladerías bajo el nombre de «Helados Llinares – Los Valencianos».
La tercera generación, representada por Vicente y Nieves, dio un paso más en esta aventura dulce. Tras cinco años trabajando en una heladería de alquiler en La Carolina (Jaén), lograron ahorrar lo suficiente para adquirir su propio local en Elche en 1998. La ciudad ilicitana, con lazos familiares ya establecidos en el sector de la confitería, se convirtió en el hogar definitivo de Hernández Espí.
Liderazgo femenino: la cuarta generación toma el timón
Hoy, son las hijas de Vicente y Nieves, María y Elena, quienes llevan las riendas del negocio, representando la cuarta generación de heladeras. María, que estudió ADE, se encarga de la meticulosa elaboración de los helados en el obrador, un espacio visible desde la tienda que despierta la curiosidad y la incredulidad de algunos clientes, quienes se sorprenden al descubrir que todo se produce aquí de manera artesanal. Elena, por su parte, aporta su visión en estilismo e imagen corporativa, gestionando la atención al público con una sonrisa y una profesionalidad que reflejan la pasión familiar por el oficio.
Al frente del negocio desde hace cuatro temporadas, tras una inesperada circunstancia familiar, María y Elena han sabido imprimir su propio sello y un toque de modernidad, sin perder la esencia tradicional que caracteriza a este negocio familiar. Ambas, que aprendieron el oficio de sus padres, comparten un espíritu innovador, aunque con matices: María se inclina por sabores naturales y sorprendentes como la horchata con té matcha o el queso Idiazabal con nueces y miel, mientras que Elena apuesta por propuestas más modernas y demandadas por el público joven, como el cheesecake con Lotus o el blonde cake.
La calidad de los helados de Hernández Espí reside en la cuidada selección de ingredientes naturales y en un proceso de elaboración artesanal en el que se mima cada detalle. María utiliza almendra marcona y turrón elaborado por ellas mismas para crear su famoso helado de turrón, y tanto la leche preparada como la fruta escarchada se elaboran y cortan a mano, demostrando un compromiso con la autenticidad que se traduce en un sabor genuino.
La inquietud emprendedora de María y Elena las ha llevado a la incorporación de nuevas propuestas a la heladería. Además de la repostería de creación propia, han introducido delicias como el brioche relleno de helado, una original combinación de pan caliente y helado cremoso que hace las delicias de jóvenes y mayores.
Con la mirada puesta en el futuro, las hermanas están renovando la imagen corporativa del negocio, apostando por un nombre que reivindique sus apellidos familiares: Helados y Turrones by Hernández Espí o simplemente Hernández Espí. Este cambio busca desvincularse de la denominación popular de «La Jijonenca del Pla», un apelativo cariñoso pero que no refleja la identidad propia de esta heladería artesana.
Gama de sabores: de los clásicos a las creaciones más originales
Cada año, María y Elena sorprenden a sus clientes con nuevos sabores, una estrategia que les permite innovar y adaptarse a los gustos del público. En este 2025, han presentado la refrescante horchata con té matcha, el tradicional turrón de Alicante y el delicado helado de almendra con canela y limón, también conocido como turrón a la piedra. Además, durante la Semana Santa, ofrecen sabores clásicos de temporada como el helado de torrija.
Entre los sabores «clásicos» que han conquistado a los clientes de Hernández Espí, destacan el intenso helado de pistacho, elaborado con auténticos frutos secos, y el cremoso helado de cheesecake, con base de queso Philadelphia. Para los más aventureros, el helado de queso Idiazábal con nueces y miel ofrece una experiencia gustativa original y sorprendente.
Paletas, granizados y tartas heladas: un universo de dulce artesanía
La oferta de Hernández Espí se completa con una variedad de paletas artesanales —los polos de toda la vida—, elaboradas con combinaciones tan apetecibles como fresa con hierbabuena, plátano con dulce de leche o mango con albahaca, y los populares «coyotes» de mantecado y chocolate. Los granizados, elaborados con zumo natural de frutas, y las tartas heladas artesanales son otras de las especialidades de la casa.
Mención aparte merece la horchata, elaborada también de manera artesanal en su obrador, a partir de chufas naturales de Alboraya. Está considerada por muchos como una de las mejores de la ciudad, algo que enorgullece especialmente a Nieves, la madre de María y Elena. Ambos, Nieves y Vicente, han transmitido a sus hijas el amor por la tradición y el buen hacer.
Tienda de turrones en Xixona
La familia Hernández Espí también mantiene viva la tradición turronera con una tienda en Xixona, abierta durante la temporada navideña. Allí ofrecen turrones con denominación de origen, elaborados artesanalmente, así como otros productos que salen del obrador de Elche. En breve pondrán en marcha una tienda online a través de la web www.torronsibombons.com, ampliando así su alcance y llevando sus dulces creaciones a un público más amplio.
Más que un negocio: un legado de felicidad y tradición
Elena confiesa que una de las mayores satisfacciones de su trabajo es ver la felicidad de los niños que visitan la heladería. Un negocio familiar que ha visto crecer a muchos de sus clientes, creando un vínculo especial con el barrio y sus habitantes.
El orgullo de Vicente y Nieves por el trabajo de sus hijas es palpable, al igual que la satisfacción de María y Elena por continuar el legado familiar. Una historia de sabor, tradición y emprendimiento femenino que endulza los veranos ilicitanos y que merece ser contada y degustada. Porque Hernández Espí es mucho más que una heladería, es un pedazo de la historia de Elche con sabor a helado artesanal y espíritu luchador.